Nació en Talara,
Piura, 1949.
Ha publicado El
viento en los cerrojos (Piura, 1972), Vestiduras del fuego
(Trujillo, 1975), Detrás del paraíso (Piura, 1980).
Poesía amorosa (Lluvia Editores, Lima, 1991), Los otros,
panorama de la
poesía piurana
(Piura,
1986)
Mención honrosa en
el poeta joven del
Perú (1975).
Prepara su libro "El
camión de los músicos".
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A continuación presentamos un
fragmento del libro
"EL CANTO DE LA ACHUPALLA",
págs. 11 y 12:
La muliza se canta por
lo general en décimas, con estribillos muy parecidos a nuestras
cumananas:
No te empeñes en llorar
que el llanto no da
consuelo posible
es que hasta en el
cielo
padezca quien supo
amar.
Arguedas sostiene que la muliza es pobre en música y en
letra, pero la reconoce, sobre todo en su carácter actual, como una
creación evidentemente mestizé.
La cumanana piurana
que, como ya hemos dicho, es la misma copla que se conoce en otros
lugares del norte del Perú, es también música y letra, en las que es
posible rastrear el espíritu de las viejas etnías que antes del arribo
de los españoles habitaron en esta parte del país. Su música, de neta
raigambre indígena, es monótona y lastimera, y su letra -donde el
castellano se ha impuesto como instrumento expresivo- aborda mayormente
temas propios del hombre andino, a través de cuartetos, con versos por
lo general octosílabos, cuya rima puede ser asonante, consonante o
combinada, aunque casi siempre prevalece la segunda. Veamos algunos
ejemplos:
1.- Con rima asonante:
Una vez me confesé
con el cura de Solumbre;
de penitencia me dió
que a las solteras las
tumbe.
2.- Con rima
consonante:
Dejaste el oro por el
cobre
y el mar por una
laguna,
despreciaste una
fortuna
por querer a un hombre
pobre.
3.- Con rima combinada:
Un gavilán con cien plumas
no se puede mantener,
y el escribano con una
mantiene vicio y mujer.
A la cumanana también se le conoce en Piura con el
nombre de "décimas" aunque casi nunca adopta esta forma (¿influencia de
los arrieros?), "versadas campistas", "tristes" y, cuando sirven para
alegrar jaranas, se les llama "chiques", aunque esta última denominación
tiende a desaparecer. Los campesinos serranos las cantan en los días
festivos, cuando el aguardiente despierta los sentimientos y aligera los
nudos de la nostalgia. Las cantan abrazados de dos en dos o bien
acompañados por el golpe de alguna arpa antañona y maltrecha.
Es en las partes altas
de nuestra geografía serrana donde el canto de las cumananas es más
monótono y más lastimero, aún cuando los versos no se presten para ello.
En otros lugares, como en Santo Domingo (sierra de Morropón) donde se
cantan a golpe de arpa, intercalándoles graciosos estribillos5, son
menos tristes, se dejan barnizar por una jocundía y hasta deslizan de
cuando en cuando un mohín de picardía.
En la yunga y en la
costa piuranas, donde su letra se vuelve mórbida y a veces hasta
grosera, ya casi no se cantan. Cuando alguien las canta, como ocurre en
Morropón o Chulucanas, el tono es apenas un pálido remedo de los
lamentos serranos y se adivinan más bien algunos acentos negroides que
la hacen singular.
He aquí algunos:
Qué bueno, qué bueno,
palomita seré tu dueño!
Qué rico, qué rico,
señorita tienes el pico!
Dame de tu boquita
de lo que comes,
de lo que comes
como hace la palomita
con sus pichones,
con sus pichones.
Señorita tomé su té.
- Yo no lo tomo, tómelo
usté
Señorita, tómelo usté,
si no lo toma me moriré.
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